Los ruidos equilibran su propia ausencia,
Pero el ruido elegido es el más querido, el que más se precia.
Los acordes del piano rompen la monotonía
De la gota del grifo, otorgándole una belleza de la que carecía.
Tengo un jardín grande como un valle
Donde los pájaros y los insectos conviven en simbiótica armonía.
Los pájaros hacen vibrar sus lenguas todo el día
Y los grillos, en la noche, hacen que todo el auditorio calle.
Duermen las bestias su sueño pueril
Alojando su vana preocupación en un rincón oscuro del alma,
Observando al Sol dormitando en el regazo de una meretriz.
domingo, 6 de junio de 2010
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