Activa Inoperancia

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lunes, 18 de febrero de 2013

Noche Sobre La Tierra (II)

IV
Y ahora dime si la brisa te toca
En este instante en el que, apenas, ciego,
Noto los ojos que, inconsciente, riego.
La pestaña que con su hermana choca.

Ahora, cuando de la Tierra despego,
Cuando toda la consistencia es poca
Para evitar aferrarme a esta loca
Y desesperada fiebre de apego.

Dale descanso, Clío, a éste batallar
Con la emoción más cercana y lindante
Que en mis entrañas insiste en albergar.

Con vehemencia y pasión de suplicante
Apostándose en mi triste costillar
Con abierta intención cicatrizante.

V

Un receso antes de empezar a contar
Para no perder el paso cambiante
Que confunde, quizá, al mejor danzante
A la hora de, su arte, ejecutar.

Ganando tiempo a la aguja anhelante,
Deslizándose en su ritmo circular,
Empleándose con empeño en alcanzar
Los minutos imposibles; viajante.

Sobre los libros la pestaña huidiza
Que a su hermana, sin reserva, abandonó
En demanda del verbo que ameniza

Las noches que el frío silencio abonó
Para demarcar linea fronteriza
Entre el sabio sueño y quien lo destronó.

VI

Cansado, como tras una paliza
Que draconiana angustia perfeccionó,
Y que la artera brisa no mencionó
En esta misión que me tiraniza.

Este grito del búho desentonó
Con hosco y seco sabor a ceniza
La indecible vena enamoradiza
Que aquel invierno nunca me perdonó.

Muy lejos de la lucidez de hogaño
Y vendido al terrenal oscurecer
De nocivo y creciente tamaño,

Quedos y, entre lineas, hemos de leer
Los versos que, confuso, enmaraño
En tanto de tu mano zarpa el placer.