Los jardines de la alegre Fortuna
Están ampliando su horario nocturno
Para dar cabida, gusto y boato
A los menesterosos de la gloria.
Las mieles del engañoso éxito,
Efímeras como golpe de viento
Son, quizá, mucho menos memorables
Que los fríos y discretos errores;
Los que se repiten copiosamente,
Como fuente de cruel conocimiento
En esta escuela de padecimiento
Donde los gozos se confunden, siempre,
Entre las espesas brumas del duelo.
A un paso, corto, de la incertidumbre,
Dan demasiada importancia al fracaso.
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