Objeto de las diosas en su envidia
En ese mar de injustas conclusiones
Donde su rostro luce mascarones
Neutralizando el odio y la perfidia.
Invisible en algunos corazones
Mueve el viento que destierra la insidia
Y la hoja que cae por la desidia
Cubriendo de hojarasca los balcones.
Dueña, al fin, de la gracia que rebosa,
De la respuesta amable e infalible,
De la mágica sonrisa amorosa.
Del todo luz del designio sensible,
Del todo madre, hija, hermana, esposa.
Del todo, ahora, ya y siempre, visible.
miércoles, 8 de marzo de 2017
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